CUARESMA
III DOMINGO DE CUARESMA 15-03-2020
Niño 1: Buenos días, don David,
padres y familias. Somos bienvenidos a la casa de nuestro Padre. Hoy, tercer domingo de Cuaresma. El corazón
nuevamente está en un lugar bien visible, pero tiene grietas.
Niño 2: Le damos gracias a Dios,
porque nuestro corazón no es blanco ni negro, sino gris. En él hay de todo.
Pero la base de nuestro corazón es la bondad y el amor, aunque no sepamos
aprovecharlo del todo.
Niño 1: Aunque hemos conseguido
quitar las cadenas al vencer algunas tentaciones y hemos hecho el esfuerzo de
abrir las ventanas de nuestro corazón, el viento que sopla desde fuera nos lo
está resecando.
Niño 2: Pero Dios siempre nos abre
el corazón, como al pueblo de Israel, para que salga lo bueno que llevamos
dentro.
Niño 1y 2: A medida que pasan los
días se va secando el corazón, y tú lo sabes, Señor. Por eso te pedimos que nos
ayudes en el camino de la Cuaresma para que no dejemos de luchar contra las
tentaciones y seamos siempre libres para amar.
ACTO PENITENCIAL
1. Señor Jesús, manantial de agua viva, danos siempre esa agua que
purifica nuestro corazón.
Señor, ten
piedad
2. Cristo Jesús, manantial de agua viva, danos el agua que hace
crecer nuestra fe. Cristo, ten piedad
3. Señor Jesús, manantial de agua viva, otórganos el agua que sacia
nuestra sed de plenitud de tu vida y de tu amor. Señor, ten piedad
Peticiones
1. Para que, cuando tengamos serios problemas, alguien se nos acerque
amablemente y converse como amigo con nosotros, roguemos al Señor.
2. Para que, cuando encontremos a alguien con serios problemas,
sepamos sentarnos humildemente a su lado y escuchar con paciencia y
comprensión, roguemos al Señor.
3. Para que, cuando nos reunamos en la eucaristía en torno a la mesa
del Señor, su palabra sea para nosotros agua viva que calme nuestra sed,
roguemos al Señor.
4. Para que, cuando busquemos renovar nuestras vidas durante esta
Cuaresma, aprendamos a vivir según el espíritu de Jesús, roguemos al Señor.
5. Para que, cuando nos esforzamos por orar en espíritu y en verdad,
no nos olvidemos de los otros, roguemos al Señor.
6. Para que, cuando vivamos en situaciones injustas, nos alcemos y
clamemos en defensa y a favor de los débiles y oprimidos, roguemos al Señor.
7. Para que, cuando los pobres nos rodeen, sepamos compartir
generosamente con ellos, roguemos al Señor.
8. Para que, siendo una auténtica comunidad de Iglesia, lleguemos a
ser fuente de agua viva para todos los sedientos con cualquier clase de sed,
roguemos al Señor.
Narrador: Había una vez una caña de bambú, que estaba bien tiesa y flexible, en medio de sus hermanas cañas de bambú .Y vino Dios un día y le dijo:
Dios: - “Te necesito”.
Narrador: Y la caña le dijo a Dios:
Caña: “Aquí me tienes, Señor, ¿qué deseas de mí?
Dios: “Para que puedas serme útil, voy a tener que quitarte las hojas y las ramas”.
Narrador: Y el bambú se puso triste. Pero le dijo a Dios:
Dios: “Si sólo así puedo servirte, corta mis hojas y mis ramas. Aquí me tienes,
Señor”.
Narrador: Y Dios le quitó las hojas y las ramas a la caña de bambú. Luego le dijo:
Dios: “Para que puedas servirme, voy a tener que cortarte”.
Narrador: La caña se echó a temblar, pero al final le dijo a Dios:
Caña: “Aquí me tienes, Señor, haz de mí lo que quieras”.
Narrador: Y Dios cortó la caña de bambú. Y después todavía añadió:
Dios: “Mi querida caña, aun así todavía no puedes servirme de nada. Necesito vaciarte...”
Narrador: La caña de bambú sintió la muerte cerca. Pero se ofreció al Señor:
Caña: “Aquí me tienes, Señor, haz con mi vida lo que necesites”.
Narrador: Y Dios vació la caña de bambú. La llevó a una acequia cercana y la colocó en la orilla, inclinada hacia una tierra que, un poco más allá, se encontraba reseca y medio muerta. El agua de la acequia se deslizó por la caña vacía y llegó hasta la tierra sedienta. La caña, que parecía seca y medio muerta al vaciarse, lucía ahora, húmeda y brillante, reconfortada por el agua de la acequia y por el nuevo césped que empezaba a brotar en la tierra antes reseca y ahora viva.
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